La pandemia del COVID-19 intensificó muchos desafíos económicos y sociales en todo el mundo. El creciente número de países que han adoptado respuestas en materia de protección social ante la pandemia nos ha dado muchas oportunidades de aprender de nuestras experiencias compartidas, pero también nos permite reconocer el potencial que tiene la protección social y convertir estas medidas en enfoques sistemáticos que nos preparen mejor para futuras crisis.  

El webinario que se llevó a cabo el 9 de julio, titulado ‘El camino de la recuperación’, involucró a los influyentes en materia de protección social de la ONU en una conversación sobre cómo será la recuperación y qué papel debería desempeñar la ONU en el cambio de paradigma para movilizar apoyos para la protección social universal. El webinario fué organizado por el centro de formación de la Organización Internacional del Trabajo (ICT-ILO) en conjunto con el International Policy Centre for Inclusive Growth (IPC-IG), el Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ) y el Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio de Australia (DFAT). 

A los panelistas se les pidió que abordaran tres cuestiones de mayor importancia: ‘¿Cómo podemos trabajar en conjunto para asegurar que el impulso inesperado en la protección social no pierda el ímpetu?’, ‘¿Cómo podemos coordinarnos en apoyo a una agenda común, aprovechando lo que hemos aprendido de esta crisis para que podamos estar mejor preparados para futuros impactos?’ y ‘¿Qué desafíos nos esperan mientras avanzamos hacia el camino de la recuperación?’. En el webinario hubo presentaciones de especialistas como Shahra Razavi, Directora del Departamento de Protección Social, Organización Internacional del Trabajo (ILO), Natalia Winder-Rossi, Jefa de Política Social, UNICEF, Benjamin Davis, Líder del Programa Estratégico, Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y Sarah Laughton, Jefa de Protección Social, Programa Mundial de Alimentos (WFP). Costanza de Toma, Oficial de Programa, de CIF-OIT fue la moderadora del debate. *  

Para ver la grabación del webinario, pulse aquí

*Tenga en cuenta que el contenido que figura a continuación no es una transcripción exacta de lo que fue dicho por los oradores sino un resumen general.  

 

¿Cómo podemos trabajar en conjunto para asegurar que el impulso inesperado en la protección social no pierda el ímpetu? 

Shahra Razavi – La crisis de la COVID-19 ha puesto de relieve, incluso más que otras crisis recientes, la necesidad de que los países cuenten con sistemas de protección social sólidos antes de que los necesiten. Con una posible crisis climática a la vuelta de la esquina, muchos países y los responsables de la toma de desiciones tienen la oportunidad de aprender de las medidas que estan tomando actualmente y estar mejor preparados para los inminentes desafíos. 

Aunque ha habido un aumento considerable en los gastos para la protección social durante la pandemia, existe la preocupación frecuente entre los expertos de que a esto le sigan los llamados a una mayor austeridad, especialmente en los países en desarrollo. El desafío es evitar este llamado. Tenemos la oportunidad de convertir las medidas adoptadas en respuesta a la pandemia, a una protección social permanente e institucionalizada.  

La historia nos enseña que los países que cuentan con sistemas de protección social sólidos se benefician económicamente. Una forma de fortalecer estos sistemas es mediante la movilización de recursos fiscales considerables, y para lograr esto, es posible que tengamos que utilizar impuestos progresivos sobre la renta y el patrimonio. Se debe ofrecer apoyo mundial a los países con menos capacidad de incrementar sus recursos financieros. Si queremos implementar un programa de protección social exitoso, debemos aumentar nuestra capacidad fiscal así como ampliar la capacidad administrativa de nuestros estados.  

Natalia Winder-Rossi – Actualmente existe mucho entusiasmo en torno al hecho de que los gobiernos están aceptando el importante papel que juega la protección social. Desafortunadamente,la mayoría de las medidas tenían a la vista un final predefinido. Es muy importante descubrir maneras de mantener el impulso, así como aprender de nuestra situación actual.   

La situación socioeconómica creada por la pandemia tiene la posibilidad de tener un impacto a largo plazo en la vida de los niños. A los gobiernos se les pide que hagan mucho más en materia de protección social mientras atraviesan una recesión y cuentan con un menor espacio fiscal. Es evidente que los gobiernos tendrán que tomar desiciones difíciles y resulta importante supervisar si estas opciones tendrán o no un impacto negativo en los niños y en las personas vulnerables. Deberíamos pensar qué opciones viables podemos presentar y cómo comprometernos mejor con los colaboradores incluyendo el sector privado, para ampliar la capacidad de financiación de estos programas.  

En este contexto, UNICEF está tratando de asegurar que su plan de incidencia para obtener programas mejores e inclusivos centrados en los derechos de los niños, esté respaldado por datos económicos. Las evaluaciones de UNICEF de las crisis anteriores han señalado que cuando los sectores sociales son atacados, los resultados negativos se agravan. Así que, aunque debemos alegrarnos de que los sistemas de protección social están a la vanguardia de la respuesta frente a la crisis de la COVID-19, no debemos perder la oportunidad para impulsar más inversiones a fin de que estos sistemas puedan expandirse. Para lograr esto, debemos proporcionar a los gobiernos opciones realistas de financiamiento. 

Benjamin Davis - Durante mucho tiempo el mundo ha estado consciente de que una pandemia podría venir, pero no muchos podían imaginar el impacto global que tendría. La pandemia del COVID-19 ha agravado todos nuestros desafíos anteriores y el liderazgo mundial actual dista mucho de estar preparado. Hasta ahora, las respuestas humanitarias se han centrado en proporcionar apoyo inmediato para mitigar los efectos socioeconómicos de la crisis. Aunque esto sea algo bueno, existe el temor de que mientras pasamos de la crisis a la recuperación podríamos no abordar las cuestiones estructurales que hemos descubierto.  

Durante la pandemia se han descubierto muchas vulnerabilidades en el sistema alimentario mundial. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricutura) opera en zonas rurales donde la mayor parte del trabajo es informal. La situación actual ha dejado cada vez más claro que la informalidad supone una amenaza para la estabilidad de nuestros sistemas de suministro de alimentos. Para hacer frente a algunas de estas cuestiones, la protección social debe combinarse con otros enfoques. Al hablar con los gobiernos, es importante mostrarles que las prestaciones de protección social y el empleo formal son estrategias más estables para el desarrollo y ayudarán a disminuir la vulnerabilidad de nuestros sistemas cuando se enfrenten a futuras crisis.  

Sarah Laughton - Según el análisis del Programa Mundial de Alimentos (WFP) acerca de la situación actual de distintos países, están surgiendo muchas nuevas necesidades no cubiertas por los sistemas de protección social existentes. Por ejemplo, en muchos países han tenido que ser diseñados programas urbanos completamente nuevos. Como lo mencionó Benjamin, las necesidades de los trabajadores informales se han .vuelto más notables. Nuevas necesidades están surgiendo aún entre las personas con empleo formal que no pueden trabajar. En otras palabras, las personas que antes no estaban incluidas en las medidas de protección social ahora necesitan estarlo. Esto suscita muchas desiciones políticas importantes sobre cómo responder y dónde centrar los escasos recursos.  

Un desafío en particular que ha identificado el Programa Mundial de Alimentos (WFP) es la cuestión de cuánto financiamiento debería ser asignado específicamente a las personas afectadas por la pandemia del COVID-19 en lugar de abordar las vulnerabilidades preexistentes e insuficientemente atendidas. Como sabemos, las vulnerabilidades se superponen y se complican, por lo que no es fácil definir un objetivo para los programas del gobierno. En muchos países, los programas de protección social dirigían sus esfuerzos hacia el 10% más pobre de la población, pero desde la crisis, la población a la que puede denominarse "necesitada" ha aumentado considerablemente. El Programa Mundial de Alimentos (WFP) en conjunto con los gobiernos, han venido trabajando arduamente en buscar un equilibrio entre ayudar a los que actualmente son más vulnerables o invertir en programas que busquen prevenir mayores vulnerabilidades a largo plazo.  

Aunque sea necesario tomar decisiones políticas muy complejas, hay mucha esperanza de que debido a la pandemia habrá oportunidades para crecer y mantener un mayor espacio fiscal para estas medidas. Debemos tener en cuenta dos puntos importantes. El primero es, que independientemente de la desición que se tome, la seguridad alimentaria debe considerarse explícitamente. El segundo es, que aunque la pandemia del COVID-19 es nuestro enfoque actual, otras crisis a las que nos enfrentábamos anteriormente no han desaparecido. Es importante recordar, por ejemplo, el conflicto mundial, la emigración y la crisis climática. Necesitamos utilizar la crisis del COVID-19 para construir sistemas más resistentes que nos ayuden a enfrentar estas crisis actuales y las futuras. Es una tarea difícil, pero ciertamente hay una oportunidad.  

 

¿Cómo podemos coordinarnos en apoyo a una agenda común, aprovechando lo que hemos aprendido de esta crisis para que podamos estar mejor preparados para futuros impactos? 

Benjamin Davis - Cada agencia especializada de la ONU se centra en su propio distrito por definición. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO por sus siglas en inglés) necesita específicamente centrarse en los ministerios de agricultura y en otros principales asociados, para asegurar que la protección social sea vista como una herramienta importante para mantener la seguridad alimentaria y la recuperación económica en la agricultura. Dicho esto, las agencias deben ser capaces de trabajar juntas sin disputar el espacio y los recursos, y con el mismo y único objetivo - asegurar que la protección social sea parte de una visión de respuesta a largo plazo.  

Natalia Winder-Rossi - Existe actualmente una fuerte necesidad de inovar debido a la pandemia. Las agencias deben reflexionar en qué manera los asociados actuales pueden ayudar y cómo puede ampliarse la participación de las asociaciones. Si bien es importante trabajar en conjunto, las agencias de la ONU por sí solas no tienen la capacidad de enfrentar el desafío que tenemos ahora.  

Shahra Razavi - Hay ciertas cosas en las que la mayoría de las agencias de la ONU pueden estra de acuerdo, y una de ellas es la necesidad de disminuir la informalidad laboral. Muchas cosas son afectadas cuando el empleo no es formal: el acceso de los niños a la educación, el acceso sostenible de alimentos, etc. Detrás de la pandemia existe mucho potencial para poder argumentar sobre la importancia que tiene la protección social. Por ejemplo, los empleadores han constatado que la protección social es un aspecto positivo y puede propiciar continuidad de las actividades empresariales en tiempos de crisis. Esto no sucederá de la noche a la mañana pero necesitamos reforzar la responsabilidad de los empleadores y del sector privado con respecto a la seguridad social. No podemos basarnos completamente en los impuestos. Necesitamos aplicar el hecho de que existe el reconocimiento de los beneficios de la protección social.  

Las agencias especializadas de la ONU han estado hablando entre ellas y eso es un factor muy importante. Tenemos mecanismos que permiten la coordinación, tal como la Junta de Cooperación Interinstitucional en materia de Protección Social (SPIAC-B), y necesitamos hacer uso de ellos.  

Sarah Laughton - Algo práctico que las agencias especializadas de la ONU podrían hacer, es acordar en una definición colectiva del problema. Necesitamos reflexionar sobre el impacto que tiene la COVID-19 en cada uno de los países, a quienes está afectando y cuáles son las prioridades. En lugar de que cada agencia ofrezca su mejor solución, necesitamos primero comprender y coincidir en cuál es el problema.  

Tenemos marcos de referencia para apoyar la acción cohesiva, tal como La Iniciativa del Piso de Protección Social en la Protección Social Universal (USP) 2030. Estos marcos de referencia expresan una visión común a la cual podemos contribuir. Esto es un buen comienzo, y la COVID-19 ha resaltado la importancia de dicha visión.

 

¿Qué desafíos nos esperan mientras avanzamos hacia el camino de la recuperación?  

Sarah Laughton - Como organizaciones, necesitamos reflexionar en cómo podemos aprovechar las experiencias adquiridas durante esta respuesta. Una de las principales lecciones aprendidas es que los gobiernos son fundamentales. Este año el Programa Mundial de Alimentos alcanzó un número de beneficiarios sin precedentes (130 millones) pero la clave está en ayudar a los gobiernos a que logren sus propias meta de protección social. Necesitamos ayudar a los gobiernos a que operen de manera independiente de las operaciones del Programa Mundial de Alimentos (WFP). 

Una lección importante que aprendimos es que la preparación hace más sencilla la respuesta a las crisis. De haber estado mejor preparados antes de la COVID-19, hubiera representado una gran diferencia. Los sistemas humanitarios tienden a centrar las respuestas en áreas específicas. Pero puede ser que necesitemos cambiar eso.  

Natalia Winder-Rossi - Siempre ha sido un reto convencer a los gobiernos que la protección social es una buena idea. Y ahora que las opiniones han cambiado, debemos sacar provecho de esto. La UNICEF reconoce que las respuestas de los gobiernos, aunque imperfectas, tienen más probabilidades de tener éxito que las efectuadas por las organizaciones internacionales. Podemos trabajar con ellas y ayudar a incrementar su alcance. En el sistema de la ONU tenemos también muchas capacidades pero nuestras respuestas se beneficiarían de trabajar con los líderes comunitarios, quienes están innovando por necesidad para poder proporcinar protección social a su gente. Podemos ayudar a promover su trabajo.  

Benjamin Davis - Necesitamos cambiar algunos de los programas que proponemos. Con la crisis actual, se han vuelto más claras las necesidades de determinadas poblaciones como los migrantes y los trabajadores informales. Benjamin esta de acuerdo en que, en definitiva, las agencias especializadas de la ONU necesitan ayudar al estado para lograr un impacto a gran escala. También existe la necesidad de acercarse más a la sociedad civil. Necesitamos analizar las limitaciones a las que se enfrentan los estados, en términos de capacidad e instituciones, antes de construir sistemas que los conviertan lo más eficiente posibles. 

El webinario concluyó con una interesante sesión de preguntas y respuestas, disponible aquí.  

 

Este fué el último webinario de una serie de cuatro webinarios en vivo dentro del marco del Centro Internacional de Capacitación del curso en línea de la OIT acerca de  Orientación en línea de la Protección Social: Hacia sistemas sensibles. El curso proporcionó información exhaustiva y análisis de la respuesta de protección social ante la pandemia del COVID-19. Este fué también el vigésimo primero de la serie de webinarios “Respuestas de protección social ante el COVID-19”. La serie es un esfuerzo en conjunto inciado por la IPC-IGGIZ en representación del Ministerio Federal de Desarrollo Económico y Cooperación de Alemania (BMZ), y el Departamento de Relaciones Exteriores y Comercio de Australia (DFAT) colaborando con la plataforma socialprotection.org, y en colaboración con los asociados de diferentes organizaciones. Únase a nuestro equipo en línea ''Respuestas de protección social ante la COVID-19 [Grupo de trabajo]'' para más información de la iniciativa y próximos webinarios. 

 

Traducido del inglés por Dalia Nava